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Hemos sido probados en todos sentidos, como el oro en el crisol, puesto a máxima temperatura para brillar después.
Mirando hacia atrás, no existen experiencias malas o buenas, todo ha sido aprendizaje, aprovechado según nuestros recursos y nuestras fuerzas.
Nos encontramos con descubrimientos fabulosos; personas que siempre estuvieron ahí y que ahora miramos y valoramos de otro modo; fuerzas, capacidades, habilidades increíbles dentro de nosotros que nunca hubiéramos imaginado.
Nada volverá a ser igual, como el hecho de habernos reconocido como los mejores aliados para acompañar a nuestros niños y niñas en este maravilloso proceso de la educación.
Dios les bendiga y gracias por todo su apoyo.
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